sábado, 18 de agosto de 2012

Acerca de la población migrante.

A finales de la década de los 90, el periodo de alza económica generó un movimiento migratorio que trasladó hasta nuestro país a miles de personas procedentes de Latinoamérica, África y Europa del Este.

En aquella época, esta población migrante representaba el papel de patito feo, pues la clase media española miraba por encima del hombro a aquellos hombres y mujeres que se rebajaban a trabajar en la hostelería, servicio doméstico o construcción, es decir, en aquellos sectores que la población autóctona repudiaba.

Asimismo, se consideraba indigno conducir un coche de segunda mano o pasar un día de verano en la piscina municipal, en el río del pueblo más cercano o en el parque comiendo pipas. Nuestros buenos amigos los banqueros nos concedían préstamos para adquirir coches nuevos, pisos y viviendas monofamiliares en urbanizaciones privadas y pasar nuestras vacaciones en hoteles situados en primera línea de playa.

Ahora, en plena depresión económica, la población migrante sigue ocupando los mismos espacios laborales y sociales, al igual que siguen representando el mismo papel de este cuento. Ahora "ocupan" nuestros ríos, las piscinas municipales y los parques, conducen coches y tienen trabajo (los que aún quedan después de la Reforma de la Ley de Extranjería).

Españolitos de jornada futbolera (es decir, patriotas incultos, es decir, carnaza de fascismo): no insulten ustedes a la población migrante, ellos sigue donde estuvieron siempre. Arremetan ustedes contra el sistema que defienden, aquel que les hizo creerse grandes cuando en realiadad siempre han sido pequeños, tal y como les muestra ahora.

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